El Piamonte tiene una aportación mundial a la dulcería del chocolate, su maridaje con la avellana. La gianduia ha conquistado el universo gastronómico. De cuanto se ha elaborado con esta conjunción, he aquí la golosina más conseguida. Logradísima...
Sabor pulcro, natural, puro y neto a hongos, a boletus edulis, ceps y más ceps, con un regusto nítido y en todo momento delicado, manifiestamente silvestre, a terruño, a bosque y, no por ello, aterciopelado. Intensidad y elegancia en milimétrico equilibrio. Textura cremosa, de mousse densa y evasiva, muy grata. La tonalidad de la espuma en su plenitud con la de los hongos; así como la presentación del tarro, inspirada en la forma de la seta, coronada por un sombrero – sobre la tapa – que imita a las mil maravillas a un boletus edulis.
Además de los hongos, participan en esta mousse trufa blanca, aceite de oliva, verduras, nata, huevos, harina, vino blanco, especias y sal.