Kobe Desramaults es el mayor valor emergente de la cocina belga. Tras su formación con el grandísimo cocinero holandes Sergio Herman volvió a los 23 años a la braseria materna, que era poco más que una casa de comidas, ubicada en plena campiña,...
José Antonio León es un joven con la cabeza bien cimentada que tiene los pies en el suelo. Sabiendo cocinar a las mil maravillas su oferta gastronomica es la de una casa de comidas. Tanto en lo que corresponde a los platos que ofrece como a los precios que cobra por ello. Cocina sencilla tradicional refinada que produce mucha satisfacción. Dar de comer bien y barato es su prioridad. Y por eso tiene éxito.
El paté de lechazo churro con gelatina de sidra constituye un picoteo gracioso y efectivo con formas actuales y sabor de siempre. Los espárragos frescos, cocidos convencionalmente, con canónigos y tomates, es una manera personal y agradable de ver una ensalada. Fantástica la morcilla de Fuente Andrino, una de las mejores del país, magistralmente frita, crujiente por fuera y jugosa por dentro, que se engalana y contrasta con una soberbios pimientos de Torquemada. Ciertamente gulesca la sopa castellana ilustrada copiosamente con careta. La menestra, que a priori es ancestral, ya que algunas de las verduras se rebozan como la coliflor, las espinacas y las judías verdes, resulta gustosísima, ya que esta impregnada de un caldo de ternera y pollo que aporta suculencia a guisantes, espárragos, zanahoria, pimientos rojos y verdes, etc., a lo que también contribuyen unos tacos de jamón. No es inmaculada pero si muy suculenta; pecado venial que se perdona por el inmenso placer que proporciona. El bacalao con tomate refrenda la tónica general: el punto de cocción del salazón esta logradísimo y la salsa viene a ser una sutileza de la culinaria casera. Las chuletillas de lechazo brillan por la nobleza de la materia prima, saliendo muy churruscaditas. Y el rabo de vaca es un guiso tradicional con sabrosura y consistencia.
Otros platos a tener en consideración: alubias blanca de Saldaña con pato y oreja, garbanzos palentinos con rape y mollejas de lechazo al ajillo. Los martes, en invierno, sirven un estupendo cocido castellano.