Permítanme la irreverencia, quizás osadía, de hablar del servicio, de las atenciones, de la SALA, de un restaurante vanguardia total como es Aponiente, y no hacerlo de su patrón, Ángel león, Dios de los mares, ni de su contramaestre, ni de tantos y tantos marinos que gobiernan las cocinas del Titanic de la gastronomía del emergente siglo XXI. Subrayemos los nombres de Jorge Ponce, de Juan...