Diez minutos

Pueden suponer ansiados e interminables segundos que nos separan de algo que está por suceder y en el momento en que se produce ése algo los diez minutos se ríen, se burlan, pasan como arena entre los dedos y uno ahí, sin poder hacer nada, o hacer lo que sólo nos permiten ésos DIEZ minutos.

¿Se puede comer en 10 minutos? ¿Dependerá del tipo de comida o de la rapidez de nuestras mandíbulas? ¿De no tropezarse en las escaleras camino a la sala de breack o de ingerir una pastilla de astronauta que represente almuerzo, postre y té digestivo?.

Diez minutos, el departamento de Recursos Humanos y la comida... ¡válgame Dios, que trío inexplicable! o como dicen por éstos lares, parecen ítems que no tienen relación alguna: La Biblia y el calefón.

Una de las últimas versiones del concepto ‘Recursos Humanos’ se viene gestando desde la década del 60, propone reemplazar la palabra recurso por la palabra capital, ya que si se considera a un empleado como un recurso se lo acota a algo limitado en tanto capital remite a aquello en lo que se invierte permanentemente.

¿Qué es el almuerzo? según alcanzo a leer en wikipedia proviene del latín < admordium, bocado < admordere < ad + mordeo, es la comida que se toma al mediodía y después del desayuno. Se denomina de esta manera a la comida principal servida generalmente al mediodía o en las primeras horas de la tarde

Cercanas al microcentro porteño que nuclea a miles de oficinas encontramos casas de comidas y minutas, bolichitos, sucuchitos, puestos callejeros, panchos al paso, jugo de naranja exprimidos en el momento.

A los estómagos privilegiados pertenecientes a empleados con un cargo algo especial, (de la A a la Z, digamos una J) se les regala media hora para almorzar; toman aire, compran algo de comida por ahí mientras estiran las piernas; hay otros Súper Top (algo así como C o D) que al contar con una hora tienen el lujo de sentarse en algún pequeño restaurante y llegar hasta el café de sobremesa pero... también están los otros, los estómagos rango Z que con sus diez minutos en mano (o en boca) piensan que para un alfajor está bien, para un vaso de agua está bien aunque les sigue sonando extraño algo: Empresas que nuclean a cientos de empleados, que facturan buen dinero, que saben que la comodidad del trabajador es garantía de buen rendimiento ¿son tan estúpidos para considerar que 600 segundos son suficientes para continuar la jornada laboral cuando el rugido del estómago deja al león de la Warner a la altura de un poroto?.

Decía Aristóteles respecto del tiempo: “Cuando me lo preguntan no lo sé y cuando no me lo preguntan lo sé perfectamente”. ¿Entonces señores empresarios? ¿Me lo explican?, cuando al “capital humano” de sus empresas deciden otorgarles diez minutos para almorzar... ¿es negocio?