Raúl García Jiménez

La Gastronomía neoyorquina; Cuaderno de viaje

Con el paso de los años, New York se ha convertido en una de las ciudades más cosmopolitas y pobladas de los Estados Unidos. Uno de los monumentos más emblemáticos que nos encontramos en la ciudad es La Estatua de la Libertad (regalo cedido por el pueblo francés al pueblo americano durante la Independencia). Diseñada por Eiffel, tiene una altura de más de 90 metros (incluido el pedestal).
La Estatua está ubicada en la isla de la Libertad, junto a la desembocadura del río Hudson, por lo que nos es obligado ir en Ferry a visitarla. También existe la posibilidad de visitar su interior, hoy día tenemos acesso hasta su corona, pero eso sí, hay que esperar largas colas para poder entrar.
Lo mejor que tiene Manhattan es su acesso, ya que conecta a varios distritos de New York y de Nueva Jersey a través de túneles y puentes.
Una de las principales plazas que nos encontramos en Manhattan es Times Square, donde se concentra el gran movimiento comercial y de negocios de la ciudad(comercios de ropa y joyería donde encontramos las
mejores marcas), los teatros de Broadway, muy característicos de la zona por sus luces de neón y el Metropolitan Museum (uno de los museos de arte más importantes del mundo).
Gastronómicamente, New York ofrece al viajero una amplia variedad de propuestas gastronómicas de todos los países del mundo, debido a la diversidad cultural. Generalmente encontramos todo tipo de comidas, ya que cuenta con una amplia gama de restaurantes internacionales: asiáticos, europeos, africanos, americanos... pero los más populares son los chinos, especialmente en el barrio de Chinatown, formado exclusivamente por más de 80.000 chinos.
Una de las comidas más características de los americanos es el Brunch y se suele tomar a media mañana. Este tipo de desayuno puede estar compuesto desde un vaso de zumo, café, pan cake... hasta una hamburguesa con patatas fritas, huevos y bacon.
Los pan cake son unas tortitas de harina, huevo y levadura que se pueden tomar acompañadas de chocolate caliente, nata o fruta, pero lo más recomendado es tomarlas con jarabe de arce, ¡¡Exquisitas!!. Las hamburguesas americanas son de enorme tamaño y siempre van acompañadas de patatas fritas, ensalada y tres tipos de salsa. Pero si lo prefieres, puedes pedir un panecillo de corned beef, compuesto por pan de pepitas de calabaza, carne de ternera acompañado de mostaza y pepinillos.
Uno de los platos más característicos que se pueden degustar es la sopa de cebolla y tomate con almejas y costrones de pan, muy recomendable para los días fríos.
En cuanto a las ensaladas, la más característica por excelencia es la ensalada Waldorf (creada en el Hotel Waldorf de esta ciudad) compuesta por lechuga, nueces, apio blanco y manzana. Una verdadera exquisitez para los vegetarianos.
En referencia a los postres, tenemos que destacar la apple pie: típico pastel de manzana que se toma acompañado de pure de manzana y helado. Pero para los más golosos está el New York Cheesecake: tarta de queso fresco que se suele acompañar con mermelada o frutas y la Banana Split: elaborado en un recipiente llamado “bote” compuesto por trocitos de platano, helado de varios sabores, nata montada y salsa de chocolate caliente.
Para acompañar a todos estos postres nos podemos tomar una buena taza de café capuchino, típico de la ciudad Neoyorquina.
Por la tarde-noche es típico de los Neoyorquinos tomar los sofisticados perritos calientes, conocidos popularmente como Hot Dogs, que los podemos encontrar en la multitud de puestos callejeros que se extienden por toda la ciudad, compuestos por un panecillo tipo viena, salchicha tipo Frankfurt y acompañados de unas increíbles salsas ketchup, mostaza y pepinillo.
Pero si lo prefieres, puedes visitar los restaurantes más emblemáticos de la ciudad, como el Bouley, Alain Ducasse, Le Bernardin o el Blossom café, uno de los mejores restaurantes ecológicos vegetarianos de Manhattan.
En New York, podemos encontrar multitud de establecimientos abiertos las 24 horas: bares, restaurantes, teatros, pub, museos... por eso se le conoce popularmente como “la ciudad que nunca duerme”.