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Aligué


Timbal de patata, huevo, parmesano y trufa
Benvi Aligué
Pays: España
Localité: 08240 Manresa (Barcelona)
Adresse: Barriada del Guix, 8 - 10
(+34) 938732562
Jours de fermeture: Noches de domingo, lunes y del 15 al 30 de agosto
Prix à la carte: 60/90 €
Prix menu de dégustation: 46 €


Benvi Aligué, solvente cocinero donde los haya, continúa por la senda de los últimos años. Esto es, proponer una alta cocina tan elegante como asumible; con tanta memoria como vigencia; con tanta delicadeza en los sabores como rotundidad; y con tanta calidad en el producto como el mercado permita. Es decir, en este caso, una cocina catalana, muy catalana, que despega desde los conceptos más clásicos y que aterriza en una perfecta combinación entre ellos y la plasmación más actual de los sabores de siempre. Y todo ello, enfocado a un claro objetivo: proporcionar el mayor grado de satisfacción posible —siempre muy alto— al comensal.
No obstante y pese a lo anterior, también conviene decir que, dentro de todo, en la carta hay cabida para platos más clásicos y para platos más modernos, eso sí, en ningún caso agresivamente provocadores. Así, por ejemplo, lo mismo se puede empezar con académica esqueixada de bacalao con tomate y aceitunas negras absolutamente perfecta, que con un tartar de atún de almadraba con guacamole, que, sin ser prototipo de cocina rompedora, sí es ajeno al recetario tradicional de la zona.
Esto podría ilustrarse con muchísimos ejemplos más, ejemplos en los que, eso sí, se mantendría una constante: el buen gusto, la sensibilidad y la armonía de todas las articulaciones. Las mongetas del Ganxet, bien sean con tocino y butifarra, bien sean con almejas, son de soberbia calidad y, en ambos casos, guisos suculentamente refinados, por no hablar del suquet, que en esta casa se borda. Más de lo mismo puede decirse de los arroces, siempre impecables y harto gratificantes, tanto en el caso del negro, como en el del caldoso de gambas, tal vez especialmente destacable.
Todo lo que uno prueba conlleva deleite; la terrina de foie gras con mermelada de higos y pan de nueces evoca sabores conocidos, pero obtenidos con proverbial elegancia; la merluza con careta de cerdo, cebolletas y setas pone al día alguno de los conceptos culinarios más arcaicos del territorio; el rape con chalotas, ajos y tomate confitado es incontestable; por su parte, los callos con garbanzos —soberbios—, el morro de ternera estofado —gozoso—, las carrilleras de cerdo al horno con verduras —qué quiere que le diga—, la paletilla de cabrito al horno con peras —perfecta— y el jarrete de ternera al horno —incomensurable en todos los sentidos—, son algunas otras fruslerías por las que el comensal quedará cautivado. Incluso más cautivado que ahíto.