Carlos López

LA TASCA DE RICARDO: RENOVACIÓN, TRADICIÓN Y LEGADO

 

La Tasca nació en el año 2003 de la mano de Ricardo y Macarena; el, antiguo propietario de un barco de pescadores y ella, una cocinera con acreditada experiencia en cocina tradicional marinera -de cuchara-. Gracias a su dilatada experiencia en la selección del producto y dedicación total al buen comer, esta casa ha ofrecido: degustar suculentos arroces y fideuas de la zona; el pescado más fresco -a escasos metros la lonja- y otras formidables elaboraciones caseras.

 

El final era de marcado trazado natural; la herencia culinaria la adquiere su hijo Ricardo y con ella la regencia del negocio, trasladándose en el año 2013 del local originario en la av. del mediterráneo al final de la escollera de Poniente, sin alejarse del entorno portuario de Burriana (municipio costero de la provincia Castellón). Desde el restaurante -principalmente desde su terraza- te sientas en un balcón al mar. Las vistas: en primera línea, la entrada y salida de todo tipo de embarcaciones y de fondo la población de Burriana con mínima pendiente, casi plana.

 

Las instalaciones, reflejo de su cocina: sala equilibrada, cómoda, ambiente tranquilo, ninguna obsesión por el modernismo ni tendencias extravagantes. Elegante, moderna, visualmente  acogedora gracias a su limpieza estructural y lineal; el servicio rápido y atento, comandas que salen casi antes de pedirlas. La materia prima: es la madre de su concepto; las elaboraciones: el medio para presentarse y el servicio: la bienvenida a una casa familiar.

 

Me atrevo a decir que hay tres pilares fundamentales en la mente de su cocinero: paz interior, desarrollo y readaptación en las elaboraciones y profundo respeto por la materia. La suma de lo anterior conduce a Ricardo a fraguar de manera consistente y definida un negocio de futuro sostenible, sin obviar las evidentes notas características que lleva interiorizadas: esfuerzo, perseverancia y trabajo diario.

 

Comimos a la carta: centro de mesa (servicio a la francesa): -Clochinas al vapor: guisadas al modo tradicional perfectamente abiertas para su consumo fácil, molusco ligeramente anaranjado, textura cremosa, intenso sabor yodado y muy jugosa -Ortigas de mar: delicatesen hoy en día muy conocida pero algo escasa, bocado de profundo sabor a mar, de gusto intenso pero agradable que se fundía en boca y que no deja indiferente.-Gamba rayada de Denia escaldada con agua de mar: cocción justa y necesaria, singular fina membrana que une la cabeza con la cola, las sustancias de su interior no pierden al cocinarla lo que le proporciona su característico sabor dulce, notas de yodo y sal marina, poderosamente intensa y llena de matices marinos.-Pulpo roquero a la plancha con parmentier trufada: Receta no muy frecuentada en cartas, versión del pulpo -reducido en tamaño- a la brasa donde la tonalidad del tostado de la carne emula a una panceta sofrita, perfecto control de plancha y aliño. La disposición en plato resulta estimulante, cremoso y untuoso. De plato principal: Fideuá con verduras, berberechos y langostinos: poderoso fondo de pescado, tratado y elaborado con el conocimiento de un profesional que domina los elementos del mar en consonancia con los métodos culinarios, ofreciendo en todo el plato intensidad, salinidad y complejidad en color y sabor. En boca resulta contundente; son las notas salinas [que no saladas] de la materia prima las que perduran en la cavidad paladar; con la persistencia alargada en la sensación terciaria -retrogusto-.

 

En todos los platos encontramos dos percepciones organolépticas inalterables: -la temperatura del producto y las texturas de cada una de las trasformaciones que nos proporciona una definida impresión sensorial; -y el manipulado de una materia prima lisa, sin estridencias, nada arenosa ni cristalina. Lo anterior denota una clara evolución técnica, de formulación adecuada en cada uno de los procesos de elaboración, cuyas notas ácidas grasas (todo marisco y molusco es de alto contenido en ácido graso) acompañan la naturaleza asimétrica del bocado sin quedarse ni separarse del paladar.

 

Si bien hay que desviarse de tu itinerario, vale la pena comprobar de primera mano tanta bondad humana, profesional y del producto; ingredientes naturales y elaboraciones personalizadas cien por cien artesanales, con sabores definidos debido a una elección minuciosa del producto, técnica aplicada y depurada manipulación.