Horarios Europeos

España necesita ir adecuando sus horarios a los de Europa. En todos los Estados miembros, con la excepción del nuestro, la recepción de clientes en los restaurantes tiene lugar entre las 12.00 y 14.00 y entre las 20.00 y 22.00 horas; más o menos. Es decir, comemos y cenamos con una hora de retraso respecto a nuestros conciudadanos. Eso en el mejor de los casos, pues en algunas zonas concretas, como Madrid y Andalucía, incluso se admite la entrada en muchísimos locales a las 15.30 y a las 12.00, o más tarde. Amplitud que nos parece de maravilla siempre que no conlleve un retraso en el inicio del servicio

Cada vez más jornadas laborales tienden a acabar antes. Cada vez más gente se acuesta y levanta primero. Quien tenga por costumbre despertarse temprano, quien se vea obligado a madrugar por imperativos de trabajo, etc., se pensará muy mucho salir a cenar si va a terminar tarde, bastante más de los habitual, lo que alterara su sueño ocasionando una sensible reducción de horas de descanso, lo que afectara a su estado y productividad el día siguiente. Vamos, que a un porcentaje altísimo de potenciales consumidores no le compensa un festín tardío, y si no pueden estar a las 12.00 entre sábanas, renuncian a una velada solemne.

Los turistas extranjeros, que son millones, se sentirán menos alterados y más motivados .

También se facilitaran las digestiones.

Otro argumento a favor de adelantar la apertura nocturna a las 20.00. Cada vez más, como sucede en todas las grandes ciudades y en los países de costumbres más avanzadas, la comida se hace frugal, en el trabajo o aledaños, para no perder tiempo - ¿Quién puede permitirse el lujo de interrumpir tres horas la jornada? ¿Cómo se curra después de papear en una mesa gastronómica -, pasando el festejo social a la noche.

Sentido común. El no adelantar la apertura de los restaurantes en consonancia con las costumbres europeas que se vienen implantando, retraerá en el futuro a los usuarios.

¿A qué esperamos?