Santander: Marucho

 Todo un fenómeno social el de este bar y esta casa de comidas, que cuenta con 9 o 10 mesas, que no se reservan; muchas de ellas se dan vuelta en cada servicio. Un hervidero de gentes que disfrutan de un ambiente de cantina ilustrado, en la que abundan los buenos productos, en la que se sirven raciones copiosísimas, en la que se apoquina un precio justo y en el que se trata al cliente llana y cercanamente. La dos Maites, que atienden la sala y el altillo, transmiten entusiasmo y cariño, convirtiendo al cliente en dueño y señor de la situación. Cuando se pide un bogavante, por ejemplo, se saca la pieza viva para contemplación y refrendo, lo que cautiva a la parroquia. En los fogones manda, que desarrolla una cocina popolar que entronca a las mil maravillas con el costumbrismo español. Se ha repetito hasta la saciedad que una imagen vale más que mil palabras y hoy sugerimos e insistimos que contemplen los platos que aquí se ofrecen; pantagruélicos, gulescos, ciertamente tradicionales, tanto en las cocciones como en la salsas, y, por supuesto, en los sabores. Esa es la cocina elaborada, la de la ensalada de medallones de bonito levemente escabechados que se acompaña con patatas, piquillos, juliana de lechuga...y se napa abundantemente. También en las suculentas albóndigas de rape embebidas de una elocuente marinera roja. La tarta de queso es otro de los timbres de gloria de la casa, y en verdad es otro motivo para glotonear, dado su gusto, densidad y tamaño, a la que acompañan helado y natilla.
Nos parecen mágnificos los platos de materia prima tal cual cocidas, fritas, planchados, horneados...sin muchos acompañamientos. Así las rabas son magníficas, entre las mejorcitas de Santander, por el producto y por su fritura, por su sabor y textura, y porque carecen de aromas y grasa, de fritanga.
Los caracolillos o bígaros vuelven a acercarnos a la insuperabilidad: fresquísimos y con una cocción breve muy atinada que preserva las cualidades intrínsecas del marisco. Idéntico podemos decir de los chipirones, magistrales si se demandan a la plancha, vuelta y vuelta, no tan conseguidos si se cubren hasta la saciedad de una cebolla que no ha cocido tanto como debiera ni tan lentamente. El bogavante, descomunalmente grande, el que antes se paseó por el comedor, alcanza la excelencia, siempre que se pida una cocción prudente, punto que conviene recordar a las encantadoras Maites.
Vamos, una casa de comidas con enorme gancho. Tiene motivos para ser la taberna más popular de la ciudad. Taberna, sí, de lujo, también, sin lujos.

Localidad: 39004 Santander (Cantabria)
Dirección: Tetuan, 21.
+34)942273007
Cierra: Martes
Precio: 25/35 €