CAFÉ PUSHKIN: 80 del mundo para la revista The Restaurant. ¿5,5 o a lo sumo 6?

Café Pushkin figura en el lugar 80 del ranking mundial de restaurantes que elabora la revista británica The Restaurant. ¡Qué cachondeo! Sus platos podrían situarle entre el 10.000 y el 100.000. O quizás a partir del 100.000, o del 1 millón. Claro que es el local más de moda de Moscú: al que acude lo más pujante de la ciudad a ver y ser vista, a ser vista y ver. El ambiente supera con creces cuanto se espera de Moscu: apariencia, dispendio...El marco también es majestuoso: maderas nobles y frescos que pese a estar hechos hace algo más de 10 años dan una impresión palaciega. Y de la comida ¿Qué? Pues de braseria. Braseria francesa con sabores rusos.
De primer plato, tres buenos hojaldres rellenos simplonamente, uno de trompetas de la muerte, otro de pollo y un tercero de carne. Luego una selecta anguila ahumada, muy grasa y carnosa, que se acompaña de infinidad de verduras, que van apareciendo en cantidades ingentes y en distintos momentos, unas a la manera de choucroute y otras encurtidas: col, lombarda, pepinillos, pepino, tomate, aceitunas, limón...y hongos congelados. La ensaladilla rusa, compacta a más no poder e indefinida en su sabor, se adorna suntuosamente con bisutería: dos lonchas de carne de pato ahumada, una cola de cangrejo de río y cinco bolas de caviar. De cuarto servicio una enjundiosa sopa rustica de oveja, col, zanahoria..., en verdad gustosa, sabrosísima, que se presenta como la que Paul Bocuse dedicó a Valery Giscard d´Estaing: pomposamente cubierta de hojaldre para que conserve toda su intensidad aromática. Y como final una fuente con distintos compartimentos en honor del pollo: pasta rellena de una masa de picadillo a la manera de unas albondiguillas, el muslo picado con pan y reconstruido, guisado con su jugo y nata, interiores con setas y una seta a la crema como acompañamiento. Y de postre, unas fresas con su jugo y una pirámide de crema helada, todo ello embriagado y flameado en sala. Siempre en raciones copiosas, pantagruélicas que se sirven a una velocidad de vértigo. Hay que acudir con apetito, con apetito voraz.
En fin, lo menos interesante es la comida, anticuada, de hace 40 años, si bien rica; lo mejor: el local, el servicio, el ambiente, bullicioso, jovial.... y la cuenta: 200 €, que con una copa de champán, otra de vodka y un borgoña ascenderá a 350 €, o más
El 80 restaurante del mundo para The Restaurant. Basta echar un vistazo a las fotos para comprobar que esta revistilla tiene mucha cara. Un morro que no se lo pisa.