Elaborado con leche cruda, delata una inmensa calidad ¡Qué concentración! Nadie cuestionaría que es una reducción. Cremoso, sustancioso, se mastica como una quintaesencia láctea caprina. Tanta nobleza se consagra en un sabor inmaculado y armónico en el que tan sólo se aprecia la materia prima, poseída por los pastos, con regusto a terruño, inconmensurable, excelsa, excepcional, perfectamente trabajada. Pasta marfil radiante, firme y flexible a la vez, ciertamente “mantequillosa”. Fina corteza. Vistosa y típica forma de pirámide tronca.
Ha ganado innumerables medallas de oro y plata en prestigiosos concursos.