Fidel Puig y Santiago Rebés han asentado, como no podía ser de otra manera, su magnífico proyecto de gastronomía posibilista. Hasta tal punto, que el restaurante está siempre lleno, doblando las mesas todas las mañanas. La explicación es bien...
Nuestra barra y nuestro restaurante predilecto en Santander desde hace décadas. Ofrece una cocina clásica actualizada en las cocciones, refinada en los sabores y vestida con elegancia deportiva. Mi preferencia es comer en el gastrobar, en las mesas exteriores del bar, más informales y bulliciosas que las del comedor, señoriales, con mayor empaque. La oferta tiene platos en común y otros que no. Eso no representa ningún obstáculo, pues la gentileza de Teresa Monteoliva y su equipo de sala siempre facilita que cualquier plato del restaurante llegue a las mesas de la taberna. Es el caso del bacalao al pil pil con sus callos, uno de los mejores del país, por calidad del producto, extrema jugosidad, inmaculabilidad palatal y consumados complementos: un pil pil en verdad delicado. Siempre bacalao, siempre sus cremosas, explosivas y dicharacheras croquetas de lacón y huevo cocido; siempre los gelatinosos y finolís callos, ciertamente artesanales, y siempre la desvaneciente tarta de queso; una de las más logradas de la restauración española.
Sin olvidar los suflados buñuelos de bacalao; sin olvidar el huevo homenaje a Ca Sento, ilustrado generosa y suntuosamente con foie gras, boletus y jugo de carne, que constituye un maravilloso exceso gustativo, como un genial exceso fue el personaje que lo inspiro; sin olvidar las almejas a la marinera, con una salsa tomatada con deje a ajo, que brillan en su rudimentariedad; sin olvidar su gulesco cachón en salsa negra con risotto; sin olvidar las albóndigas de calamar y bonito, rebozadas por fuera y jugosísimas por dentro, hasta el punto que parece un tartar caliente, de sabores bien nítidos, potenciados por una elocuente salsa verde, que empapa la liviana camisa de harina y huevo; y sin olvidar la carrillera de ternera de leche glaseada con exultante puré de patatas trufado.
Todo esto consisten alternativas a las croquetas, a los callos, al bacalao al pil pil con sus callos y a la sublime tarta de queso. Y no se olvide, gratísima obligación, de UN PINCHO DE TORTILLA DE PATATAS, QUE ACABA DE GANAR EL CAMPEONATO DE ESPAÑA: máxima expresión de la tortilla con cebolla que se pueda comer en España.