¿Alta cocina? en baja televisión (Acerca de la probabilidad y el prestigio)

Sr. R.G. Santos: vuelvo a su sección sin querer acapararla. Pero llevo días leyendo respuestas y declaraciones de Sergi Arola y me animo a responderle. Sobre todo porque veo un gran paralelismo con el caso del Sr. García del Moral, a quien escribí recientemente. Sr. Arola, le enseño mis cartas: respeto por su buena cocina (que he probado con Ud. ausente) y crítica constructiva (aunque la línea entre constructiva y lo contrario depende de cómo uno - Ud.- desee interpretarlo). ¿Por qué es motivo de tanta crítica?. Emplearé tres argumentos breves: sus actividades, sus declaraciones y el programa televisivo. Es libre de hacer cuanto quiera (desde delegar su restaurante a sus ayudantes, hablar de música, escribir en blogs y foros, dar conferencias, escribir libros, hablar por la radio, abrir nuevos locales, actuar como empresario, asesorar a Iberia, hacer anuncios con su hija, etc.). Pero por muy buen equipo que tenga todos le reclamarán. Y cuando uno hace tanto, en algo falla: es una simple cuestión de probabilidad. Puede ser que el gran esfuerzo y sacrificio que supone la alta cocina (con dos estrellas) implique que eso sea lo primero en bajar. Sus declaraciones (si las repasa) rebosan siempre autocomplacencia y algo de exceso de ego (yo, yo, yo.). Eso no se perdona, créame. Genio, poeta y sabio son palabras casi sagradas. Y los pocos que lo son se muestran extremadamente humildes. Ud. parece coquetear con la primera tan contento, con la misma falta de humildad que el Sr, R.G. del Moral. El programa. Habla a menudo de su carácter didáctico: ni se ve ni se espera verlo. Si le interesa acercar las bambalinas de una gran cocina hay otras formas. No medirse con un cocinero más inconsistente que Ud. para enseñar a famosillos. Ud. debe saber que esto era una especie de Gran Hermano con barniz culinario. Las voces y los entresijos por la tensión del emplate, se parecen mucho entre sí en restaurantes de diferente nivel. Y eso no es la cara mejor de la alta cocina. Incluso puede que llegue a disuadir a los jóvenes al verlo. El programa, tal vez, termine regular. Su discurso de “acercar” la cocina a la gente tiene un leve tufillo a populista y a autojustificación, viendo que, en el fondo, lo que hay detrás es telerrealidad. No quiero mencionar a los Pedro Subijana, Hilario Arbelaitz, Manuel de la Osa, Santi Santamaría, Pepe Rodríguez Rey o al ya jubilado Benjamín Urdiaín, entre otros. Ninguno entraría es esta farsa en la que también participan “críticos afines” a “La Broche” y “Coque”. Piense en sus colegas y en el prestigio de la alta cocina ganado con esfuerzo. Y en su propio prestigio, que quizás le importará, ¿si o no?.

Mª Carmen Melecia
Madrid