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Mesón Las Jarras


Tomás Arenas
Nazionalita: España
Localita: 03188 La Mata. Torrevieja (Alicante)
Indirizzo: Avenida de los Europeos, 12.
(+34)966920070
Chiusura:: Lunes
Prezzo: 30/50 €
Menu di degustazione: 30 €


A 100 metros de la Playa de La Mata, fue fundado el 14 de Abril por Tomás Arenas, que sigue al pie del negocio, ahora secundado por su hijo, del mismo nombre, que atiende la sala con especial diligencia. La carta refleja una cocina típica alicantina que tiene muy en consideración la identidad gastronómica de la Vega Baja y que denota claras influencias murcianas. No podemos olvidar que la familia procede de San Pedro del Pinatar y que en la zona hay unos productos y platos que son comunes a las dos provincias y zonas colindantes de Castilla-La Mancha.
El plato de salazones nos traslada a un mundo diferente. Carnes infinitamente menos repercutidas por la sal, con una curación muy corta, tiernas, jugosas, mucho más inmaculadas, que trasmiten sabores a pescado, netos, puros, naturales y, repetimos, jugosos, las carnes se deshacen tiernamente en boca. El caso más espectacular es el lomo de bonito, un sashimi con un punto de salmuera, un pescado fresco un poco más gustoso, pero en el que el bonito fresco es la estrella, la estrella ilustrada. La mojama rompe con las características que se asocian con ella, volviendo a incidir en el gusto natural, en la ternura y en la jugosidad. Y qué decir de las huevas de mujol, un verdadero 10, en las mismas características reseñadas. Plato que se ofrece con unas almendras tostadas, seleccionadas y precisamente calentadas. Después de esta exaltación de la cultura local, otro producto sublime tal cual o casi, unas gambas rojas medianas, posibilistas, planchadas con una cocción actual que gusta a todos los públicos, nada excesiva, jugosa y asumible, que rezuman manjarosidad sin excesos. El establecimiento esta especializado en arroces costumbristas, con opciones variadas, como el de atún con verduras, con pimientos, alcachofas, habas y guisantes dando marcha al condumio, aunque es el túnido el mayor valedor. Especial interés tiene el caldero, caldero de hierro fundido que se presenta en trípode y se ubica justo al lado de la mesa del comensal, con el cereal humeante y cargado de sabor marino, profundo, en una hechura cremosa y melosa, con tropiezos varios: sepia y gambitas, además de gusto a mujol, que coció en él. El pescado sale después, en bandeja, con la salsa del caldero, ciertamente marina y unas gotas de alioli por encima de cada rodaja, se sirve, como todo, copiosamente. El caldero en sí mismo es una comilona que convocaría a Gargantúa y Pantagruel que además de inmensamente sabrosa tiene un precio interesantísimo.