Un foie gras clásico, clásico en su nobleza, excepcional nobleza; en su artesanía, elaborado según la tradición y en su sabor, sustancioso y refinado, que se identifica históricamente con este manjar. Su gusto es neto, puro, meridiano, si bien se aprecia un regusto dulce que se deriva del azúcar que le sazona. Sabor sobresaliente y una textura a su vez sobresaliente, extraordinariamente cremoso.
Todo el foie gras de Agerria se cria y alimenta en la propia granja que esta empresa posee en Saint-Étienne-de-Baïgorry. La producción anual asciende aproximadamente a 8.000 patos.
Se comercializa en tarros de 130 y 210 gramos, siendo preferible el segundo.