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Lolita

Jaime Seva
País: España
Localidad: 03690 San Vicente del Raspeig (Alicante)
Dirección: Juan Ramón Jiménez, 29
mapa
(+34) 966307157
Cierra:
Precio: 25/45 €
Precio menú degustación: 30 €


  • Terrina de Foie Gras con Gelée de cava, Violetas y Rosas
  • Erizos de Mar Gratinados
  • Ravioli de Berenjena a la Plancha Rellena de Berenjena y Carne
  • Oreja de Cerdo sobre Cama de Cebolla Confitada y Patata al Pimentón
  • Calamar a la Plancha Sobre un Arroz de Mariscos
  • Atún con Ensalada de Manzana y Sorbete de Apio y Limón

  Restaurante posibilista y versátil que compagina una voluntad de alta cocina de autor con una comida muy fácil y a buen precio. Todo es posible en esta casa, en la que se rinde pleitesía al comensal, que es quien decide que tipo de cocina quiere comer y cuanto gastar. Las formas son también funcionales y modernas, con distintos comedores y terraza en cada piso, muy acogedoras todas ellas, en una casa restaurada a dos pasos del Ayuntamiento. De los fogones se ocupa Jaime Seva, que heredada de su madre, Dolores Lozano “Lolita”´, la pasión por el oficio, al que secundan sus hermanos Roberto y José.
En la carta se encuentran platos tan populares como la oreja de cerdo, crujiente por fuera y gelatinosa en el centro, dispuesta en pequeños trozos picados, que se deposita sobre una cama de cebolla confitada y patata, perfumada con pimentón. ¿A quién no le gusta esta composición tan arraigada en nuestra memoria histórica a tenor de los elementos que la van vida? Esta tendencia gourmand, gulesca vuelve a quedar patente en una especia de “gran ravioli”, confeccionado con láminas de berenjena a la plancha, tras las que se esconde un relleno costumbrista de berenjena y carne picada, adornado con un crujiente de queso; muy sabroso. Las croquetas tienen enjundia, es el caso de las de curry y las de bacalao y espinacas, en verdad cremosas y dicharacheras. La terrina de foie gras se muestra delicada, rosácea y floral, engalanada sapidamente con una magnífica gelatina de cava, violeta y rosas, que le pone luz y color a un buen hígado graso. El erizo gratinado aparece un tanto desnaturalizado, el marisco desaparece en medio de la emulsión, queda como un suflé, sin que uno se lleve la carne a la boca. Muy fresco y fenomenalmente planchado el calamar de potera, de tres o cuatro bocados, que se presenta sobre un arroz de mariscos con habas. Con aires cosmopolitas el atún de balsa, en pedazos dorados por fuera y rojos en el centro, que aparecen levemente impregnados de soja y miel, acompañados muy refrescantemente por una ensalada de manzana y un sorbete de apio y lima. Cinco arroces habitualmente. Goza de gran predicamento el de pata de ternera, gelatinoso a más no poder, que cuenta con la presencia de chorizo, lo que acentúa su suculencia. Menos pantagruélico y muy efectivo el de sepionet con verduras. En ambos casos el grano sale cocido con precisión y suelto.
En fin, un restaurante con intenciones y con una espléndida relación calidad-precio en un ambiente y entorno que acompañan lo que determina su éxito.